Crea, salta, vuela
Crea, salta, vuela
Tu falta me llena
6
0:00
-6:36

Tu falta me llena

Carta que siempre pensé y nunca te escribí, hasta ahora
6

Mi madre se fue antes de lo que hubiese deseado jamás con un montón de cosas por vivir (ella) y un montón de cosas por decirle (yo). Se fue inútilmente joven, aunque con más edad de la que aparentaba y que siempre me pidió que mantuviese en secreto. Cada día me acerco más a esa edad sin dejar de pensar en todo lo que hemos tenido que renunciar a compartir.

Ahora que estaría de cumple, ahora que estoy aceptando los otoños sin ella, que el dolor es diferente, que la tristeza es más compañera que enemiga, ahora, quiero escribir y compartir todo lo que me gustaría decirle ahora.

Siento como si internet pudiese hacerle llegar todo lo que escribo aquí, en mi ordenador pero que no lo dejo en una carpeta, lo suelto al mundo como el título de este proyecto: lo creo, lo suelto y deseo que vuele, que vuele alto hasta llegar a donde tenga que llegar.

Gracias por leer y escuchar.

Me gusta pensar que cada persona que lo lea hará más fácil que le llegue a mi mami. Gracias, de verdad.

Comparto en audio el texto que sigue, por si deseas escucharme.

woman diving on the pool photograph

Mamá:

El día que te fuiste, 

sin decir adiós, 

sin decir “ahora”, 

sin decir si estabas o no preparada, 

no me lo podía creer. 

Y mira que lo había… no sé si decir imaginado,

soñado o más bien “pesadillado”

miles de veces:

que te morías. 

Tenía la esperanza 

de que ese tipo de “sueños”

jamás, jamás, jamás se hiciesen realidad.

Pero no, un día llegó el día.

Y todo voló en pedazos.

Y lo que parecía importante dejó de serlo.

Y sentí la tristeza más grande del mundo,

como si un agujero negro se colara por mi boca y se colocase justo donde hasta ese día tenía un corazón.

De los días que siguieron

solo recuerdo 

gritar 

hasta quedarme sin voz, 

llorar 

hasta quedarme seca  

y dormir 

hasta que me obligaron a levantarme.

Quería decirte tantas, tantas, tantas cosas.

Todavía quiero.

Si la lista era ya interminable entonces, imagínate cómo ha ido creciendo. 

Es como una cola de una lagartija mutilada, no parará de crecer. 

No tengo ni idea de cuándo conseguiré el tiempo suficiente para contártelo todo ni por dónde empezar. Además, para qué serviría decirte cosas como que él no era el hombre de mi vida, que aprobé las oposiciones a los dos meses de irte o que perdí las ganas de ser madre entre tanto trabajar y estudiar.

No sé si me da más rabia no haberte contado todas estas cosas o intuir que ya sabías que ocurrirían.

Tú siempre me conociste demasiado bien, la que mejor, aunque me disfrazara, maquillara, ocultara y mintiera.

Tú sabías todo de mí, siempre.

Tú siempre me conociste demasiado bien pero igual ahora no me reconoces si me ves. Ahora cocino, me cuido, hago deporte, medito, escribo, voy a terapia, pero me faltas tú.

Sigo sintiendo tu falta tanto en los malos como en los buenos momentos, 

tanto cuando me retuerzo de dolor menstrual, como cuando me sale riquísimo un nuevo plato o cuando descubro un lugar hermoso por primera vez.

Me acuerdo de ti cada vez que vuelo en avión, suelo pensar que es la manera de estar más cerca de ti que puedo experimentar.

Y te imagino al otro lado del cristal, volando a mi lado.

O cuando floto en el mar,

te imagino sosteniéndome, mirándome y que nuestros corazones laten al unísono.

A veces fantaseo imaginando que te encuentro  en la calle.

Algunas mujeres tienen un no sé qué, que me recuerdan a ti. Me ha pasado muchas veces, con más de una compañera de trabajo, alguna amiga de amigas, una peluquera, una dependienta del súper, la novia de un amigo. Es como si quisiera encontrar algo tuyo en ellas por pequeño que sea que me recuerde a ti, un gesto, un peinado, un color de uñas, y después, después me digo, “qué coño se va a parecer a mi madre, Ana”

A veces pienso que te hice tanto daño. 

A veces pienso que el daño que me hace tu ausencia es el pago por todas las que yo te hice a ti. 

No, no serías capaz de vengarte de mí nunca, y menos así.

Tu falta es una injusticia, una putada. Una jodida putada injusta.

Y si empezamos a hablar de injusticias, la más insoportable fue tu enfermedad, la que vino a buscarte, la que te llevó con ella. Entiendo que te cansaras de sufrir. No te culpo. Puede que todos estuviesen cansados. Aunque  yo, no. Yo no hubiese tirado la toalla, nunca.

Pero me dejaste, nos dejaste, me dejaste sola.

Sola, sola, sola. 

Tan sola que no escuchaba ni mis propios latidos. 

Tan sola que si aguantaba la respiración me hacía invisible.

Supongo que te necesitaba. Y te necesito.

Todavía te necesito mucho.

Espero que al menos estés con tu madre, que la hayas encontrado y te haya podido volver a abrazar.

Espero que algún día, cuando me vengan a buscar a mí, volvamos a abrazarnos, 

hasta fundirnos. 

6 Comentarios
Crea, salta, vuela
Crea, salta, vuela
Audios de la cartita del mismo nombre
Suscríbete para leer todo su contenido