Tengo muchas libretas, muchas terminadas y bastantes más sin terminar. Muchas empezadas cada una con un principio a las que acudo según la ocasión.
La de apuntes varios que llevo en el bolso es para cualquier cosa digna de tomar forma escrita. Y con cualquier cosa digna incluyo nombres de mis alumnos y alumnas, fechas, listas de la compra, recordatorios que después olvido releer, ideas que en ese instante me parecen maravillosas, pequeños dibujos de flores (adoro escribir flores a bolígrafo azul), horarios, propuestas de cosas que quiero hacer en clase, apuntes de algún vídeo que me inspira o estoy estudiando y listas, listas y listas de todo tipo de cosas como de libros por comprar
La que uso como diario no la uso a diario, apunto en ella en ocasiones en que dedico unos instantes para respirar conscientemente y soltar lo que me pasa dentro, sacar fuera. Pocas veces lo vuelvo a leer. Me he propuesto poner siempre la fecha, así puedo volver cuando quiero saber qué me estaba pasando en una fecha concreta del pasado. Es un ejercicio muy uraniano. (más abajo te explico)
La libreta de 5 años donde tengo unas pocas líneas para dejar anotado lo más salientable, lo más divertido o (sobre todo) mis registros de dolores y las lunaciones. En cada página ves el mismo día en 5 años, la empecé hace unos meses, todavía no le he dado ni una vuelta, pero a veces apunto en alguna fecha posterior: “vuelve al xx/xx/xx” y donde hay equis pongo un día, un mes y un año.
La de los uranazos la terminé el otro día. Llamo uranazos a esos momentos ajá, eurekas, lucideces, alumbramientos de la consciencia. Espero que me esté explicando pues no sé cómo llamarlos, bueno sí, uranazos, como lo hace mi profe de astrología Eri. Mi libreta de uranazos me la regaló Mónica el día de mi cumpleaños. Llegó en un precioso paquete postal y enseguida* supe que era de ella y en seguida** también supe que sería para uranazos. Llevo 6 meses apuntando estos pequeños despertares de la consciencia y la libreta está llena. Son pequeñas tonterías que para mí toman sentido, adoro los momentos ajá, coleccionarlos me hace sentir profundamente afortunada.
De Urano es importante recordar que era el dios griego de los cielos, hijo y esposo de Gaia, la madre Tierra
Hoy me pasado un día muy fructífero recibiendo uranazos. El taller de la niña interior de Ana Colina está siendo un regalo en todos los sentidos. El clima astral actual también ayuda, creo que es porque Urano y la Luna están en conjunción y porque también estamos, de nuevo, en temporada de eclipses. Una buena época para empezar otra libreta de uranazos.
Los eclipses no son buenos ni malos, quizás asusten porque han venido haciéndolo desde el inicio de la humanidad. Se les relacionaba con caída del Rey por aquello (si el eclipse es solar) de que pareciese que el rey de los cielos se apagaba.
Me gusta pensar que los eclipses nos traen la oportunidad de cambiar, quizás de comprometernos y por supuesto de sorprendernos. Cambios, desafíos, retos. Si no siembras no recoges, si no te equivocas no hay nada que mejorar. Siento que voy a llenar esta nueva libreta con muchas páginas y, quién sabe, puede que de más cartitas esta newsletter.
Estoy estudiando astrología y necesito personas voluntarias para la ciencia. Si te apetece que te haga una lectura completamente gratuita a lo largo del mes de octubre, contacta conmigo o escribe un comentario debajo de esta carta.
Con mis deseos de que los eclipses te traigan retos que puedas utilizar a tu favor.
Gracias.
* y **: la RAE permite utilizar escrito tanto enseguida como en seguida y me ha parecido muy uraniano utilizar ambas en la misma frase.