Aquí estoy, una vez más, dándole vueltas a lo que es Crea, salta, vuela lo que significa para mí y lo que puede significar para ti. Sí, quiero que sepas que estoy pensando en ti ahora mismo mientras escribo esta nueva cartita. Hoy, por primera vez en formato audio y texto juntos pero no revueltos.
Preguntando opinión sobre este proyecto a alguien que sabe mucho de newsletters me comentó que es muy amplia y no hablo de nada específico. Sobre todo estoy agradecida de una opinión tan sincera, me resultan muy útiles todas las opiniones. Así que, te animo a que me compartas qué te parece este proyecto o este artículo en concreto si te apetece. Me hace muchísima ilusión recibir comentarios, hace que esto sea más conversacional y es maravilloso. Abro inciso y me dirijo a ti que me has enviado un mensajito tras leerme o has marcado un corazoncito en la aplicación: gracias, gracias, gracias.
Pues te cuento que con esta opinión y después de meditarlo bastante, hoy retiro una palabra de la presentación quedando así:
Cartita quincenal donde comparto reflexiones y experiencias sobre creatividad y bienestar.
La palabra retirada es educación, y es que creo que este tema tal como lo enfoco aquí está tan implícito como genérico como en todo lo que hago así que no hace falta mencionarla.
Los otros dos temas, la verdad es que también son implícitos en mí, pero ahora mismo, de lo que más me gusta investigar, explorar y compartir es sobre creatividad y bienestar, así que así lo dejo.
Está claro que soy novatilla en esto. Estoy probando, estoy investigando la herramienta y también el proceso. Estoy definiendo mi qué y para qué y sobre todo disfrutando mucho con el cómo. Y es que si no disfrutase haciendo esto lo habría dejado ya.
A veces nos imponen el resultado, tenemos que tener algo terminado para una fecha determinada. ¿Te ha pasado alguna vez? Claro que sí, a quién no.
Aún así, yo intento (siempre, siempre, siempre) disfrutar del proceso y si empieza a ser una carga, si no lo disfruto, llegaré al resultado, no te digo que no, pero no será bueno, al menos no tanto.
Te lanzo una pregunta: ¿recuerdas tu primer regalo tecnológico?
Yo recuerdo mi primer walkman. Lo usé hasta la saciedad me flipaba.
Eché de menos que no grabase. El día que tuve un aparato de música que podía grabar directamente de la radio fui feliz creando mis propios casetes con mi música favorita.
Eché de menos entonces que no grabase mi voz. El día que conseguí un aparato con micro externo descubrí otra dimensión para mis creaciones.
Eché de menos entonces…
Podría seguir hasta la actualidad, de verdad que sí.
Puedo decir que he probado a hacer todo tipo de creaciones audiovisuales a nivel amateur (videotutoriales, audiotutoriales, presentaciones con música creada por mí, stopmotion… y por supuesto también con mi alumnado, eso ya es lo que más me gusta) y aunque nunca busqué un resultado perfecto, ni he ganado ningún premio, ni soy youtuber famosa, ni estoy en la lista de los 1000 podcasts más escuchados, me siento muy orgullosa.
También tuve la suerte de que nadie me dijo lo que tenía que hacer con ello. Vamos que no es como ahora, no me regalaron un móvil para ser youtuber. Ya, que te hará gracia, pero es lo que veo que se está haciendo y mucho.
Porque el para qué no debería venir dado (a no ser que sea un trabajo y te paguen por ello) el para qué, el resultado final, tienes que buscarlo y encontrarlo tú después y solo después de caminar y mucho: tiene que responder a una necesidad.
Permíteme el símil pero está clarísimo que cuando aprendemos a caminar nadie está a nuestro lado diciendo: “Uy, lo haces fatal, déjalo esto no es para ti, no vas a llegar nunca a ir caminando a ningún sitio.” Al contrario, cuando un bebé empieza a caminar le acompañamos, le animamos en sus errores, le facilitamos para que disfrute del proceso. El resultado ya vendrá.
Creo que estarás de acuerdo conmigo en que cuanto más disfrutes en el camino, más emoción pondrás en lo que haces (y repito aquí: a no ser que sea un trabajo y te paguen por ello, entonces emoción tienes pero igual no la que quisieras).
Y posiblemente cuando lo tengas claro o cuando más o menos domines sus entresijos tendrás más claro a dónde quieres llegar, cómo lo harás y, me gusta imaginarme que además de rechazar las que no lo son, encontrarás las herramientas adecuadas.
Por un momento me imagino teniendo 10 años de nuevo y con una videocámara de las de hoy en día y creo que me desbordaría la imaginación. Haría pruebas de vídeo, fotos, grabaciones hablando y en silencio, descubriría un mundo de posibilidades, no te digo más si es sumergible en el agua. Aparecerían procesos nuevos con sus propios para qué y necesitaría otras herramientas o ayuda para conseguirlo pero ojalá que después de mucha prueba, equivocación, aprendizaje por supuesto y disfrute.
Y es que, al menos así lo veo yo, no se trata de tener un aparato para publicar vídeos en una red social, si no de practicar tu manera de ver el mundo y construirlo, al mismo tiempo, a tu manera.
Siempre viví rodeada de la idea que cocinar era una perdida de tiempo entre elegir, seleccionar y comprar los ingredientes y utensilios, preparar y elaborar el plato para que, en minutos se desvanezca, desaparezca.
Pensaba así hasta que empecé a cocinar poniendo el foco en cada paso y no el resultado. Hoy me encanta cocinar, me permite hacer lo mismo de mil y una maneras diferentes y siempre puedo volver a intentarlo una y otra vez. Grandioso.
Centrar la atención en el proceso es la manera más práctica que conozco de diseñar y crear un resultado satisfactorio. Así que puedo decir que forma parte del propio proceso creativo, al menos del mío.
Muchas gracias por estar del otro lado siendo partícipe de esta nueva versión. Por si te lo preguntas, no es lo mismo lo grabado que lo escrito, pero casi.
Que estés bien, que seas feliz.
Proceso contra resultado