yo escribo porque quiero, ¿y tú? ¿escribes o no quieres?
Una explicación por lo de ayer y otras cosas sobre escribir (y leer)
Buenos días:
aquí estoy, sentada, frente a la pantalla, tecleando, escuchando el sonidito de las teclas.
Me encanta.
Escribir a máquina o a ordenador tiene mucho en común con tocar el piano: coordinación y flexibilidad en los dedos; ritmo, orden y pausas y un texto o partitura que leer e interpretar o en su defecto inventar o componer.
Hermoso proceso.
Nadie nace aprendido.
Yo pensaba que escribía mal y por eso no lo hice hasta hace poco. No es que lo haga bien, ahora escribo.
Es imposible que te salga algo bien si nunca lo has hecho. No te saldrá la tortilla de patata si no la has cocinado nunca. No podrás escribir bien si no escribes.
Empecé este proyecto de Crea, salta, vuela con un doble propósito: por un lado conocer un poco esta herramienta de newsletters y por otro escribir. Ambas cosas me apetecían mucho. Sobre aplicaciones web y de dispositivos móviles sé muchas cosas porque he practicado mucho, mucho, mucho tiempo. Años de mi vida. Te diré una cosa: bien empleados están. Me han resultado de gran utilidad para muchas cosas, trabajos y proyectos. Además es una cosa que me encanta: fuchicar en tecnología. Con lo de escribir no tenía tanta experiencia y bueno, ahí estoy, practicando. Y claro que pierdo mucho tiempo para conseguir algo medianamente leíble. Claro que me agobio, borro, vuelvo a escribir y pierdo tiempo en textos que son una patraña. Ahora que también, a veces, consigo escribir cosas que me emocionan hasta a mí. Y ahí, ahí, ahí me sonrío y me alegro.
Y aquí quiero hacer un inciso y pedir disculpas. Ayer, probando nuevas posibilidades de substack publiqué una fotografía y, no tenía ni idea, de que saltaría un correo a cada persona suscriptora de esta cartita. Lo supe porque una amiga me avisó, (gracias, Ana) de lo contrario ni me enteraba. Ahora ya lo sé, ya ves, hace falta saltar para crear.
Este año hice el mapa creativo, curso de @amalia__flores con el que empecé a conocer algunas estrategias de escritura pero sobre todo a descubrir que la escritura es una herramienta poderosísima. Ni me preocupa para nada hacerlo bien o mal, lo de escribir, me refiero. Lo que me ocupa es hacerlo, escribir. Se ha convertido en un hábito, en un ritual, en parte de mí.
Ahora formo parte del grupo de lavanderas de la edición actual de “carbón y lavanda” otro curso que Amalia prepara con mimo, sororidad y amor por la literatura. Es increíble pero adoro los lunes gracias a estos encuentros donde no solo puedo leer y compartir lo que escribo si no también escuchar lo escrito por otras mujeres cuyas letras nos mantienen unidas con hilos invisibles, además de hacer acopio de recomendaciones lectoras que jamás habría conseguido de no ser por Amalia y las lavanderas. Gracias, señoras.
Qué hermoso es el amor por la literatura. Qué belleza darse cuenta de que, como nos recuerda siempre Amalia, la profe, la vida es literatura.
Este hábito ha influido en mí durante este año de manera arrolladora. Me ha descubierto cosas sobre mí misma, sobre mi pasado, mi presente y mi propio futuro que ignoraba. Muchas de esas cosas, casi todas, han sido dolorosísimas y aún así las amo profundamente. Ahora están en mí, las acepto, las abrazo, las amo. Y doy gracias por tenerlas presentes.
Presente es mi palabra resumen de 2022.
Presente como regalo, como el mejor de los regalos posibles, siempre.
Presente como momento actual, el mejor de los momentos posibles, siempre.
Presente como presencia, como manera de estar y ser, la mejor de las maneras posibles, siempre.
Este hábito, el de escribir, ha venido para quedarse. Que no haya publicado nada desde el cumpleaños de mi madre ha sido una dedicatoria hacia ella, la persona más importante en mi vida. Ahora que toca hacer balance, cierres y esas cosas para dejar espacio quiero abrir una puerta a la reformulación de este sitio desde donde escribo cartitas que vuelan por internet desde mi casa, mi portátil, mi corazón.
Además, de la mano, se está quedando en mí el hábito de la lectura pero de otra manera. Primero eligiendo los textos, los libros desde otra mirada quizás no tan comercial o sí pero crítica, o no pero disfrutona. Ahora leo de otra manera: me pregunto cómo demonios habrá podido ser escrita tal frase, en qué estaría pensando la autora o incluso me imagino en la cabeza de la escritora pensando y repensando, leyendo y releyendo esas frases, esos párrafos.
Literatura, al igual que la música, son actos de amor, arte y vida.
Por un 2023 lleno de escritura y lectura.
Gracias por tu presencia.
Un placer leerte siempre Ana.